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viernes, 20 de abril de 2018

Ícaro, husmeando al otro lado del universo  

Por MayitoWolf

Un fenómeno conocido como lente gravitacional permitió a astrónomos de la Agencia Aeroespacial de Estados Unidos (NASA) fotografiar una estrella azul super gigante que está cien veces más lejos de la Tierra que todas las observadas hasta este momento: se trata de Ícaro, perteneciente a un grupo galáctico distante aproximadamente a medio universo de nuestro planeta, y analizado con el telescopio espacial Hubble.

Ícaro es su nombre poético: oficialmente esta estrella mucho más grande, masiva, caliente y brillante que el Sol fue catalogada por la NASA como MACS J1149+2223 Lensed Star 1, y está tan alejada que su luz demoró nueve mil millones de años en llegar a nuestro planeta. O sea, la fotografía captada muestra una estrella muchísimo más joven.

Pablo Pérez González, investigador de la Universidad Complutense de Madrid, explicó que esa demora equivale al 70 por ciento de la edad de un universo aún en expansión. Por ende, Ícaro debe encontrarse actualmente a unos 14 mil millones de años luz. Por su parte, el astrofísico Patrick Kelly estimó que esta foto permitirá estudiar el universo casi en sus principios, así como la evolución, características y naturaleza de las primeras estrellas.

Sin embargo, la distancia es tal que habría sido imposible detectar la luz de Ícaro de no ser por el llamado lente gravitacional: la gravedad de un conjunto de galaxias actúa como lupa natural, amplifica la luz y permite que cuerpos celestes débiles y lejanos -como la super gigante azul- sean visibles y localizables.

Ícaro fue vista dos mil veces más brillante de lo que realmente es gracias al lente cósmico creado por un grupo de galaxias reconocido como MACS J1149+2223, a unos cinco mil millones de años luz de nuestro planeta. Los astrónomos esperan que para 2019, cuando sea lanzado el telescopio espacial James Webb, se implemente el descubrimiento del lente gravitacional como nueva manera para observar el universo y así estudiar galaxias, estrellas y hasta planetas lejanos.

Además, este avistamiento marca un hito, comparable quizás con las observaciones de Galileo Galilei y su básico telescopio de las estrellas individuales que componen el llamado Camino de Santiago. De hecho, hasta 2016 solo era posible observar estrellas individuales de la Vía Láctea o de algunas galaxias cercanas, a unos cuantos millones de años luz. Ahora los astrónomos han podido ver una estrella individual al otro lado del universo, gracias a un invento humano, pero sobre todo a las siempre asombrosas las leyes de la Física.