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domingo, 22 de abril de 2018

Los árboles de Noruega que no crecieron después de 1945

Por Lorena rey

El Tirpitz fue el acorazado más grande y poderoso botado al mar por el Tercer Reich. Desde las costas de Noruega permanecía alerta ante una posible invasión aliada. Pero a finales de 1944 la Segunda Guerra Mundial escribía ya su epílogo, y muy pronto la Alemania nazi vería a su régimen caer en Berlín. Durante sus operaciones el enorme bote debía mantenerse oculto para evitar bombardeos enemigos, una tarea bastante difícil como imaginaran, y la marina de guerra de Hitler, la Kriegsmarine, lo hizo de todas las formas imaginables, incluso con niebla química.

Al final, el Tirpitz, uno de los barcos más temidos de esa guerra, terminó en el fondo del mar por obra y gracia de la aviación británica, no sin haber dejado antes una huella en el paisaje noruego.

El extraño fenómeno fue descubierto por una investigadora de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz, en Alemania, quien recolectaba madera para estableces una imagen del clima del pasado a partir del estudio de los círculos de crecimiento en los troncos de los árboles. Al llegar a un bosque en la ciudad de Alta, en el norte de Noruega, se tropezó con que los árboles, en al menos un radio de 4 kilómetros habían sufrido un severo daño ambiental unos 70 años atrás.

Algunos de los ejemplares fechados en 1945 no presentaban anillos, un hecho inusual, pues ni el frío más intenso ni la infestación de insectos, son capaces de detener totalmente el crecimiento de un árbol. Pero la acción humana pudo. Tras barajar muchas posibilidades, uno de los investigadores sugirió que el fenómeno podía estar relacionado con el acorazado Tirpitz, anclado en Alta durante 1944. Siguiendo esta hipótesis los investigadores encontraron documentos de archivo que referían que las tropas de Hitler habían utilizado ácido clorosulfúrico para camuflar las coordenadas de la nave.

Según los expertos, este humo artificial pudo haber dañado las agujas de los árboles (hojas finas presentes en especies como los pinos), claves en procesos como la fotosíntesis. Las agujas son un tipo de hoja perenne, por lo que suelen durar alrededor de siete años. De perderlas, los árboles pueden demorar mucho tiempo en recuperarse.

En el caso de la colonia de pinos de la ciudad de Alta, muchos árboles no mostraron crecimiento alguno durante nueve años desde 1945, y tardaron 30 años en recuperar su crecimiento normal. En otros los anillos eran tan delgados que podían ser pasados por alto.

En otros lugares de Europa los nazis también emplearon ácido clorosulfúrico y otros gases artificiales, por lo que es muy probable que el enfrentamiento ocurrido hace más de 70 años haya dejado una huella oculta en otros paisajes del continente.