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martes, 24 de abril de 2018

Trump, México, el TLCAN y la inmigración

Por Verónika Lorient

Ya no sabe el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por donde va a asediar a México. La última es que quiere condicionar el problema migratorio con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan). Intenta relacionar el modo en que México maneja el tránsito de los migrantes que cruzan hacia Estados Unidos a través de la frontera con su vecino.

Donald Trump pretende que México evite que las personas pasen por ese país y entren en Estados Unidos, y quiere hacer de ello una condición para el nuevo acuerdo del Tclan. Así lo dio a conocer el primer mandatario estadounidense a través de la red social Twitter. En la actualidad el proceso de renegociación del Tclan se encuentra en la fase final. Sus tres miembros, México, Estados Unidos y Canadá, analizan esa iniciativa comercial vigente desde 1994.

Ambos temas han sido muy polémicos entre estos dos países norteamericanos. El orgullo y las imposiciones median entre los distintos acuerdos que pudieran tomarse al respecto. Sin embargo, este es un asunto que debe analizarse con madurez y dándole la importancia que en verdad requiere, además de poner en primer lugar las garantías de los pueblos, que a fin de cuentas es lo primordial, y no las cuestiones políticas que terminan siendo tan sucias como ya ha quedado demostrado a lo largo de la historia.

Si se pensara de ese modo, tal vez, las condiciones del jefe de Estado norteamericano no se sintieran tan descabelladas. Primero porque no es menos cierto que la emigración desorganizada no es conveniente para ningún país, y esto no excluye a Estados Unidos, nación que se conoce por los siglos de los siglos, como el refugio de muchos emigrantes.

En realidad las críticas por el polémico muro han venido de todas partes. Es cierto que parece una locura, y más el hecho de quererle imponer a México el cubrir los fondos para su construcción. Pero, si nos ponemos a analizar, sí puede tener sentido querer construir una barrera entre naciones, cuando todos sabemos que las consecuencias de ese tipo de emigración son tan degradantes. Ello da al traste con la violencia, el desacato, el incumplimiento de las leyes, los problemas económicos y sociales.

Y lo peor es que ambas naciones se ven afectadas por dichos flagelos. La emigración es un fenómeno natural, que involucra no solo a América, sino a todo el mundo en general. Lo que si no debe ser admisible es la violación de normas nacionales e internacionales para llevar a cabo el traslado de un lugar a otro, porque no estemos de acuerdo con políticas, sistemas sociales, o económicos. Ahora, de otra parte, no fueran necesarias medidas estrictas como la del controvertible muro de Donald Trump, o el condicionamiento del tema migratorio por parte de México para el Tclan, si no existieran el soborno, la corrupción, en fin, la desobediencia de las leyes por parte de quienes deben hacerla y velar por que las mismas se cumplan.

Entonces en esta ocasión trataré de no ver al magnate neoyorquino como un personaje loco o desequilibrado, al menos en estas cuestiones. Creo que lejos de usar estos temas como ganchos mediático o políticos, debe de ponérsele mayor atención y entender que sí podrían tener sentido, o de lo contrario, se debería trabajar en realidad para evitar que sean tomadas medidas tan extremas como el muro o la condición de una cuestión sobre otra.