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martes, 22 de mayo de 2018

Trump cierra el grifo a las clínicas abortivas

Por Ainoa

El presidente norteamericano Donald Trump se ha enfocado en una batalla en contra del aborto. La Administración americana está poniendo en práctica un método que estima el corte de fondos federales para toda clínica que los realice, lo que representa el restableciendo del marco que Ronald Reagan implantó hace 30 años atrás. La conocida norma mordaza, progresa por múltiples fundamentos oficiales a la prensa local, aqueja igualmente a centros que procedan pacientes a otros. La medida se amplía a otras políticas sociales negativas decretadas en la presidencia de Trump.

El mandatario estadounidense, casado tres veces, atormentado por el alboroto de Stormy Daniels, la actriz de cine porno, y con un extenso historial de denuncias de acoso, no coincide con la de un perfil de gobernador codiciado por la derecha religiosa norteamericana. Sus políticas, pese a todo, sí le valen para alcanzar el apoyo de ese elector clave en varias regiones. La última medida investiga obstruir el paso al aborto al estorbar el grifo de la asistencia pública federal a todo centro sanitario o programa que los efectúe, o los comience de forma continua, resultando pacientes a otra zona que los lleve a cabo.

Este obstáculo presumirá un regreso a la política instaurada por Reagan en el año 1988, según la cual las acciones y el personal conectado con la complicación consciente del embarazo convenían permanecer totalmente separados de otros servicios pertenecientes a la planificación familiar, lo que estima que tampoco consiguen compartir establecimientos con una realidad asignada a ello; y ni siquiera comunicar, por lo que se le entendía vulgarmente como norma mordaza. No se ha explicado todavía si actualmente este impedimento a peligro de desperdiciar los fondos federales contiene además la asesoría al respecto, aunque fuese la pura referencia de a dónde asistir para comunicarse. Mientras la agencia Associated Press registra que las claras consultas sí pertenecen a la nueva prohibición, otras fuentes especificaron a The New York Times que el borrador sobre la mesa las exceptúa.

La legislación vigente ya imposibilita que los fondos federales se consigan emplearse para ejecutar abortos, pero la norma de Reagan supone que una institución que se destine a ello ya no puede tomar dinero, imparcialmente de su propósito. Aquella norma mordaza de ningún modo se puso en práctica por completo y en el año 1994, Bill Clinton, el presidente la descartó. Donald Trump está satisfaciendo a los sectores cuidadosamente. En su cuarto día como gobernante, ya legalizó una orden por el cual recobraba la aplicación de una legislación que impide a proveedores sanitarios en el extranjero y a ONG emplear fondos de la Administración para instruir sobre el aborto. Esta política proviene desde el año 1985.

Lo que actualmente se encuentra en marcha se usa a todo centro norteamericano y la lucha legal es más que predecible, puesto que los defensores del derecho al aborto indican de que la prohibición de siquiera hablar del proyecto estima una injerencia en la relación entre paciente y médico. Los activistas provida consideran que los apoyos a sedes de planificación familiar que llevan a cabo abortos, entre otros servicios, presumen un subsidio indirectamente a esta aplicación.