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lunes, 25 de junio de 2018

En Afganistán, toda la culpa es de ellas

Por Elizabeth Almeida

Si bien es cierto que la sociedad actual ha cambiado y ha avanzado muchísimo en cuanto al cambio de cánones antiguos, fundamentalmente asociados a la imagen de la mujer, el hecho es que en algunos lugares, la forma de vida sigue siendo conservadora y respetuosa de normas que hoy en día deberían considerarse como medievales.

Una joven de 18 años, relató a la agencia de noticias BBC la degradante verdad sobre el día que unos doctores la forzaron a realizarse una "prueba de virginidad". Ella y una amiga salieron una noche del año 2015, del ensayo de una obra de teatro en la provincia de Bamiyan, en el mismo centro de Afganistán y como caminar hasta su casa le hubiera llevado casi dos horas, ambas aceptaron subirse a un auto con dos amigos.

Luego de recibir una queja, las autoridades de Bamiyan sospecharon que los jóvenes del auto habían tenido sexo en el camino de vuelta a casa, y por ello, amba jóvenes fueron interrogadas, acusadas de libertinaje y enviadas al centro médico para que les fuera realizada una prueba de virginidad.

Después de la misma, los doctores declararon que su himen estaba intacto y anque fueron absueltas por el fiscal local, su caso aún tiene que pasar por la Corte Suprema estatal.

En Afganistán, la evidencia indica que las temidas pero muy comunes pruebas de virginidad se realizan con frecuencia y también se les conoce como examen de dos dedos, pues los doctores introducen dos dedos para ver si la mujer tiene himen.

Bobani Haidari, ginecóloga de Bamiyan, explica que en un día realiza hasta 10 de estos exámenes. Varias mujeres dicen que han sido sometidas a las pruebas en múltiples ocasiones, a menudo hechas sin consentimiento, y condenadas por muchos sectores de la sociedad.

Una buena parte de la sociedad afgana expresa que es procedimiento es inhumano y atenta contra de la dignidad de la mujer. Además, varios estudios también han desacreditado su práctica. Y es que incluso la Organización Mundial de la Salud ha dejado claro que hoy en día no hay lugar para la prueba de virginidad ya que no tiene validez. No tiene base científicas y debe ser prohibida, pues viola la Constitución del país, la ley islámica y varias regulaciones internacionales, indica Soraya Sobhrang, miembro de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán.

Además, esta práctica trae asociados todo tipo de hechos delictivos, como proliferación de los negocios clandestinos que intentan restablecer la virginidad de las mujeres reparando su himen, una operación que, además de ser invasiva, es peligrosa y cara.

Para las mujeres afganas, es difícil superar este tipo de procedimientos, pues en la muy conservadora sociedad de Afganistán, es habitual que las mujeres se mantengan vírgenes hasta el matrimonio, pues la virginidad de una mujer es una posesión que se valora a altos niveles, ya que se considera como un símbolo de pureza y recato.

Allí, las mujeres de las que se sospecha que han tenido sexo premarital, pasan por diversos castigos, desde ser avergonzadas en público, encarceladas hasta incluso asesinadas por honor.

No obstante, se está avanzando en cuanto a eliminar este tipo de mentalidad, pues el presidente Ashraf Ghani en 2016 abogaba porque se termine con estos procedimientos invasivos. No obstante, todavía estas pruebas son pedidas con frecuencia por fiscales y agentes judiciales en esos casos en los que las mujeres son acusadas de crímenes morales.

Y es que en el año 2013, la organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch indicó que la mitad de las mujeres encarceladas y las niñas en detención en Afganistán, fueron arrestadas por cargos contra la moral, dígase de huir de matrimonios infantiles o de violencia doméstica. En casos extremos, incluso las mujeres violadas eran acusadas, según la ONG.