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miércoles, 21 de marzo de 2018

80 años después de la expropiación petrolera

Por Jessica Meer

Acaban de cumplirse 80 años de ser decretada la expropiación petrolera en México por el entonces presidente Lázaro Cárdenas. Lejos de celebrar lo que en su momento significó un avance para el país, hoy los mexicanos reprochan la actual reforma energética impulsada por el actual gobierno federal, con el presidente Enrique Peña Nieto al frente.

La expropiación del petróleo en México, impulsada por el presidente Lázaro Cárdenas en 1938 fue uno de los actos fundacionales de la industria nacional en el país azteca y significó una clave importante del desarrollo allí en la mayor parte del siglo XX. A ocho décadas del acontecimiento, los ciudadanos mexicanos critican el fracaso de la reforma energética actual, la cual ha encareció los combustibles y ha desmantelado el sistema nacional de refinación.

Lejos de beneficiar a los ciudadanos, los cambios impulsados por el presidente Enrique Peña Nieto han traído grandes problemas, y el país está a punto de otro gasolinazo como en el 2017, según expertos en el tema.

Según sindicalistas, con esa reforma ha crecido la dependencia de las importaciones de gasolinas y gas doméstico. Por su parte el presidente del Observatorio Ciudadano de la Energía, José Manuel Muñoz, consideró que la Comisión Federal de Electricidad, a 80 años de fundada, está actualmente desmantelada.

Un ejemplo significativo de la crisis que está viviendo el país norteño en cuestiones energéticas es el caso de Petróleos Mexicanos (Pemex). Esa empresa productiva del Estado está siendo afectada por recortes presupuestales, y al mismo tiempo su producción cae vertiginosamente. Esto, sin dudas, pone en riesgo la soberanía energética y nacional. Y una cosa trae como consecuencia otras más.

Los precios en las gasolineras han subido, pues todo se encarece, al igual que el gas doméstico. Poco a poco esto irá dando al traste con el encarecimiento de productos y servicios, y al final de la cadena, los ciudadanos son quienes se verán más afectados.

Esto traerá como consecuencia las protestas que, aunque pasivas por el momento, no se han hecho esperar. El país estará sumergido entonces en otra crisis, como si no bastara ya con los problemas milenarios de violencia, crímenes, narcotráfico, corrupción, indocumentados, política desestabilizada, entre otros.

De ese modo, entonces no hubo mucho qué celebrar en este aniversario 80 de la expropiación petrolera, debería el gobierno analizar esas vertientes y tratar de enmendar lo que ya está comenzando a ser una decepción en el país.