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miércoles, 21 de marzo de 2018

El héroe que hundió al Titanic

Por MayitoWolf

David Blair, un marino condecorado que incluso arriesgó su vida para salvar la vida de una persona en alta mar, fue el causante indirecto de la perdición del Titanic: al segundo oficial del infausto trasatlántico lo reemplazaron a última hora, y se le olvidó devolver las llaves del armario donde estaba los prismáticos que habrían permitido ver el iceberg fatal y cambiar el rumbo y la historia.

Blair tenía 37 años y bastante experiencia cuando la compañía White Star Line decidió reemplazarlo por Henry Wilde, oficial jefe del buque Olympic, justo la víspera del primer -y último- viaje del Titanic. El traspaso fue hecho de prisa y faltaron detalles aparentemente “insignificantes”, como la entrega de la llave de marras. Varios sobrevivientes del terrible naufragio confirmaron en la investigación que los binoculares habrían evitado la tragedia.

James Cameron, más preocupado porque Kate Winslet le negara un lado en su tablón a Leonardo Di Caprio, no contó esta historia en su multi-premiada película. De hecho, el relato emergió tras una subasta de las medallas al valor que ganó Blair por su desempeño en otra catástrofe marítima. Murray Shaw, un director de escuela jubilado fascinado por el drama de Blair, adquirió las medallas en 2011. Ahora la casa Hansons Auctioneers, del condado Derby, las subastó con un precio inicial equivalente a 25 mil dólares.

El Titanic, una nave de 46 mil toneladas de peso, se estrelló contra un iceberg poco antes de la medianoche del 14 de abril de 1912 en su viaje inaugural de Southampton a New York, y en menos de tres horas fue tragado por las heladas aguas del Atlántico. En el naufragio murieron más de mil 500 de las dos mil 223 personas a bordo. Blair lo navegó desde los astilleros Harland and Wolff de Belfast, y aunque su destitución le salvó la vida, no ocultó su decepción…

“Me temo que deberé hacerme a un lado para darle mi puesto al official jefe del Olympic. Este es un buque magnífico, estoy muy decepcionado de no estar en su primer viaje”, le escribió Blair a su cuñada al dorso de una postal. De hecho, el marino siempre conservó la llave como un recordatorio de las pequeñas cosas que pueden cambiar la historia, y su hija Nancy la donó a la Sociedad Británica e Internacional de Hombres de Mar en los años ’80.

Igual, todos los peritos coinciden en responsabilizar al capitán EJ Smith por surcar a excesiva velocidad aguas heladas y demasiados peligros sumergidos.