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viernes, 20 de abril de 2018

Barcelona compensará a los que reciclen la basura

Por Ainoa

Barcelona compensará a las familias que más reciclen la basura con beneficios, por ejemplo en la tasa de agrupada. No es una ley que el Ayuntamiento pretenda tomar de inmediatamente, pero sí poco a poco. Tanto es así, que el nuevo contrato de limpieza, que el consejo lanzará a concurso en poco tiempo y que entrará en vigor a finales del año 2019, informa que los contenedores estén listos para registrar a sus usuarios. Los 26.000 contenedores presentes serán reemplazados por otros nuevos con tecnología que consentirá poseer un gran control del servicio: tanto para los expertos en la recogida como para la administración.

Este lunes, Francesc Ximeno, el comisionado de Ecología, y Janet Sanz, la teniente de alcalde de Urbanismo, Ecología y Movilidad, han mostrado los primordiales objetivos del futuro contrato, del que han definido que "no será una aprobación, como hoy en día, sino una contrata", lo que cederá a "incrementar el orden público". El servicio de limpieza diaria y la recogida de basuras, con 4.000 personas honorarias y más de un 10% del presupuesto anual (307 millones de euros), es uno de los que poseen mayor importe para el Ayuntamiento. Y tras el supuesto fraude por parte de FCC descubierto hace dos años atrás, el gobierno de la alcaldesa Ada Colau aspira evadir que vuelvan repetirse las anomalías.

Sanz ha advertido, que la legislación no aprueba suprimir a la empresa indagada del concurso, porque cualquier medida no puede llevarse a cabo antes de que ocurra una sentencia fija. La misma además ha retirado, como actualmente estableció en noviembre del año 2016, internalizar el servicio, por su mera dimensión: material móvil, flota de vehículos, diversos de empleados, etc. En cualquier asunto ha acentuado que la nueva contrata no presume una externalización, sino que la inspección será pública, con cambios importantes, como que el Ayuntamiento colocará, sin terceros, de las fichas de información del servicio, que además estarán al alcance de los ciudadanos.

Con respecto a la ciudad, lo que más sentirán los habitantes de Barcelona es el reemplazo de los 26.000 contenedores vigentes por otros nuevos con la referida tecnología para mantenerlos ubicados mediante GPS o reconocer a sus usuarios. Si bien, el Ayuntamiento establece el reconocimiento de las familias con un chip en las bolsas y que también a los contenedores se accedan con una tarjeta. De esta manera se podría retribuir a quienes más reciclen o quienes más dividan la fracción orgánica, que es la que actualmente, la que trabajo más está costando desarrollar. Hoy por hoy ya existe una tarjeta del Área Metropolitana de consumidor de los puntos verdes del reciclamiento, cuyo empleo beneficia en la Tasa Metropolitana de Tratamiento de Residuos.

Las características de la contrata que el Ayuntamiento tiene predicho gestionar esta semana se encuentran en la búsqueda de admitir el servicio sea "complaciente y adaptable a cambios regulados que comenzarán en los próximos años", simplifica Ximeno. Igualmente, intenta optimar aspectos del actual servicio. Como reducir hasta un 8% los residuos que se vierten erróneamente en la fracción orgánica (en este momento son el 20%) o acrecentar la tasa de reciclaje, que está estacionado en el 36%, con la voluntad de lograr un porcentaje superior al 50%. También aspira comprimir la generación de basura por habitante y a su vez diariamente, de los 1,3 kilogramos usuales a 1,2. La preceptiva del concurso fracciona la ciudad en cuatro zonas y precisa a todos los aspirantes a presentarse a dos de ellas, sin embargo, solo podrán implicar interesados de una distribución.

En el parte de la limpieza, la contrata ambiciona dar una mayor flexibilidad al servicio de hoy en día. Por ejemplo, pronostica ajustar las insuficiencias de cada zona a las especificidades de cada período del año; y extiende a dos meses la temporada alta de servicios: desde mayo a octubre, porque cada día hace más calor. La nueva contrata señalará crecidamente a las empresas que exhiban flotas de vehículos poco ruidosos y contaminantes. Con este aspecto, los camiones de la basura no podrán ser diésel (en el momento lo son casi todos) y tendrán que ser eléctricos los trasportes pequeños.