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lunes, 28 de mayo de 2018

Bruselas exige un ajuste del PIB

Por Amanda

Roma y Bruselas continúan separadas por un vacío. El estrenado Gobierno italiano se halla día tras día más próximo de tomar pertenencia con unos propósitos de futuro que implican un poderoso aumento del consumo público, con un interés básico internacional y una bajada significativa de impuestos entre sus juramentos más acreditados entre su electorado, y más alarmante para los mercados y las cancillerías europeas. Por su parte, la Comisión Europea elige hasta ahora rechazar la fiesta que arregla la nueva coalición antiestablishment, y queda a la expectativa de un inalcanzable vuelco pragmático del venidero ocupante del palacio Chigi, solo protestará ante actos efectuados, no ante solo palabras.

El miércoles pasado expuso unas encomiendas particulares por estados que dejan escasas dudas sobre lo que anhelan del nuevo Ejecutivo. Suma en tres décimas de PIB el acuerdo fiscal que Italia corresponde emprender este mismo año (5.000 millones más o menos), y en el doble el de 2019. Un gran corte de unos 15.000 millones de euros en dos años el cual se halla lejano del agrado de la Liga y el Movimiento 5 estrellas. La Comisión Europea ha notado ningún límite para tal exagerada felicidad. Con una deuda pública del 131,8% del PIB a finales de año anterior que nadie logra dominar, el pasado miércoles el recado que Bruselas envió ha sido transparente: "Italia precisa continuar comprimiendo su deuda pública, que es la segunda deuda mayor de toda la Unión Europea después de la de Grecia", ha asegurado Valdis Dombrovskis, el vicepresidente.

Los pronósticos de las próximas prácticas señalan a un escrupuloso descenso de esa fuerte obligación, pero esos contextos solo se llevarían a cabo si no existen cambios en la política económica. No advierten la invasión del populismo y su finalidad de sacar de sus márgenes a la ley liberal. La combinación italiana añade a su eminente deuda pública uno de los ratios de consumo en rentas más costosos (suponen el 15% de su PIB) y la tasa de aumento más diminuta de la unión Europea para este 2018 (el 1,5%). "La gran deuda pública supone que varios recursos se manejan para abonar los logros en pérdida de sectores que originan el incremento como las infraestructuras o la creación, la educación, ", indica el documento anunciado el pasado miércoles por la Comisión. "La deuda italiana es un asunto sustancial para el porvenir de Italia. Demanda una contestación aceptable", incitó el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici.

En últimas ocasiones, la reacción de Bruselas venido acompañada de un gran golpe en los mercados. A pesar de las incertidumbres que envuelven a la terciaria economía de la zona europea, la moneda única alcanzó a descender de 1,17 dólares el pasado miércoles por vez primera hasta el momento, y las Bolsas occidentales bajaban más de un 1% poco antes del cese de los parqués. Europa es un mercado de piezas próximas. De allí proviene su resistencia cuando, por ejemplo, reconoce fusionada al capitalismo del mandatario estadounidense. Del mismo modo su flaqueza. Si la copa de Italia excede, las primeras en almacenar ese contenido excedente son España y Portugal, además sureños y periféricos con debilidades en sus capitales. La prima de peligro, ese termómetro que tantea la seguridad que los inversores conceden a las deudas insuperables, penó el dudoso curso político adquirido por Roma con modernos máximos regular para Italia. Su mecanismo con el bono germánico se acercó a los 200 puntos esenciales, mientras que el portugués sobresalió los 140, y el ibérico se aproximó a los 100 puntos.