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miércoles, 23 de mayo de 2018

La CIA tiene nombre de mujer

Por Maritrini

La pasada semana, con una extendida carrera en la inteligencia norteamericana, Gina Haspel, se convirtió en la primera mujer en dirigir la CIA, evitando las sombras de su pasado relacionado con la práctica de torturas. Su puesto fue aprobado con 54 votos a su favor y 45 en contra en el Senado.

Tras semanas de indecisiones y escrutinio por parte de los senadores, quienes sospechaban de su capacidad para ejercer dicho cargo, por haber estado presente en esos dialécticos cuestionarios. La designación de Haspel se apresuró tras la partida de Rex Tillerson, el en aquel tiempo secretario de Estado, cuya suspensión por parte del mandatario estadounidense ocasionó un baile de sospechas en el Gabinete, al denominar a Mike Pompeo, el exdirector de la CIA, para capitanear la diplomacia norteamericana.

La dirección de Haspel presume un gran pilar en la historia de la CIA puesto que, por vez primera en sus 70 años de historia, la simbólica agencia de espionaje será encabezada por una mujer. Haspel, que trabajaba como subdirectora de la Agencia, como mano derecha de Pompeo, tiene un perfil mucho más experimentado que el de su exjefe ya que, en comparación de este, a quien se le supone una figura mucho más política, ella cuenta con un desarrollado recorrido en el mundo de la inteligencia.

Su gran entrega le dio paso a múltiples reconocimientos en su trayecto profesional, como el galardón George H.W. Bush a la Excelencia en Labores de Contraterrorismo y la medalla de Inteligencia al Mérito Civil. La actual líder de la CIA ha probado ser una dirigente con una sorprendente habilidad para lograr que las cosas se lleven a cabo para influir a aquellos que la rodean", así se refirió a ella el mismo Pompeo cuando la designó subdirectora de la CIA, en el mes de febrero del pasado año.

Haspel ejerció durante 33 años en un puesto de agente secreto y solo en las últimas semanas la CIA ha conocido el acomodo de algunas de sus trabajos, en un carácter de transparencia por limpiar la imagen de la agente y recoger el sustento de una mayoría de senadores para su ratificación. La cuestión que más despertó la preocupación de los senadores fue sobre el puesto que Haspel ejerció en el año 2002 cuando se le confió de controlar una cárcel secreta que la CIA poseía en Tailandia y donde fueron investigados dos individuos acusados de su conexión a Al Qaeda: Abd al Rahim al Nashiri y Abu Zubaida.

Tiempo antes de que Haspel estuviera a cargo de la prisión, Abu Zubaida fue interrogado y fue doblegado 83 veces a la técnica de ahogamiento supuesto, el cual consiste en colmar agua sobre el rostro envuelto con una tela para estimular la impresión de ahogo al interrogado. Entretanto, con Haspel ya liderando la prisión de Tailandia, al Nashiri resistió tres veces esa práctica, según declaraciones de eventos públicos por el Congreso. La CIA clausuró la cárcel de Tailandia en el año 2002 y Haspel fue a trabajar para el director de los Servicios Clandestinos de la agencia de inteligencia, José Rodríguez. Ya para el año 2005, a solicitud de Haspel y sin la conformidad de la Casa Blanca, Rodríguez decretó la eliminación de las 92 cintas de video en las que se justificaron las torturas. Pese a estos incidentes, la agente ha tenido que afirmar varias veces a los legisladores que no acudiría a defender una práctica tan atroz quedando al frente de la CIA, lo que retardó su confirmación.

Haspel se afrontó a una prolongada audiencia en el comité de Inteligencia del Senado, donde los demócratas pretendieron arrebatarle la obligación de plantar cara al presidente Donald Trump si le solicita restablecer el programa de torturas, tal y como dio su palabra el mandatario tras su campaña para las elecciones en el año 2016. No pienso que el presidente me ordenara eso", llegó a expresar Haspel para desgracia de los demócratas. No obstante, afirmó que "su código moral" es imponente y que, si Donald Trump le orienta en esa alternativa, no renovaría el programa de interrogatorios establecido por el Gobierno de George W. Bush y el contenía técnicas de humillaciones, ahogamiento simulado, golpes y privación de sueño.

No consentiría a la CIA efectuar ninguna actividad deshonesta, inclusive si fuera llegase a ser técnicamente oficial, no lo consentiría. La CIA debe organizar actividades relacionadas con los valores norteamericanos", afirmó Haspel, quien revalidó su responsabilidad con el "código moral más preciso" amparado en estos últimos años. En el año 2009 las técnicas de tortura de la CIA fueron prohibidas en el aquel momento, el presidente Barack Obama y en el año 2015 el Congreso decretó en contra de esos técnicas.