La lucha por la justicia es liderada por madres valientes
Jan-Albert Hootsen es el Representante de México para el Comité para la Protección de los Periodistas y corresponsal en México del periódico holandés Trouw. El Día de la Madre es un asunto serio en México, analiza de The Washington Post. Desde su establecimiento oficial el 10 de mayo de 1922, se ha convertido en la celebración más importante de la familia en el país. En la ciudad de México, los restaurantes se llenaron a capacidad el jueves, mientras miles acudían a los centros comerciales de la capital para comprar obsequios de último minuto. Es un día de celebración y festejo para toda la familia.
Al parecer no será un día feliz para algunas madres, pues según reportan algunos medios, en el emblemático monumento al Ángel de la Independencia en el centro de la ciudad, sin embargo, la atmósfera era apenas festiva. Cientos de mujeres se reunieron allí para protestar por la violencia y la desaparición forzada de sus hijos, en una reunión llamada "Marcha por la dignidad nacional".
La marcha fue un crudo recordatorio de la crisis de derechos humanos que afecta a México, donde en poco más de una década, decenas de miles de personas han sido asesinadas en horrendo violencia criminal y miles más han desaparecido sin dejar rastro. Pero el evento también fue una clara señal del papel fundamental que las madres de México han asumido en la lucha por la justicia y los derechos humanos. Donde el estado de justicia mexicano está fallando, han emprendido la tarea de buscar a sus seres queridos y exigir justicia. Han creado colectivos que hacen el trabajo que dicen que las autoridades no pueden o no quieren hacer, presionando para que la legislación aborde su tragedia en el proceso.
Según las estadísticas, más de 35,000 mexicanos han desaparecido sin dejar rastro en la última década. Muchos creen que la cifra real es mucho más alta, dado el pobre historial del país de mantener estadísticas precisas sobre el crimen y la violencia. Se presume que muchos miles de desaparecidos fueron asesinados y enterrados en innumerables tumbas clandestinas que acribillan el campo, utilizadas por el crimen organizado para deshacerse de sus víctimas. Las desapariciones ocurren en un contexto de violencia extrema y violaciones a los derechos humanos de la actual guerra contra las drogas en México, que cobró la vida de más de 200,000 personas desde que el ex presidente Felipe Calderón desplegó el ejército a fines de 2006 para combatir poderosos carteles de la droga.
Entre los manifestantes, el jueves hubo cientos de madres que perdieron uno o más hijos sin saber qué fue lo que les sucedió. Se sienten abandonadas por las autoridades, que, en el mejor de los casos, están mal equipadas o no están dispuestas a resolver las desapariciones o, en el peor de los casos, se confabulan con el crimen organizado. Enfurecidos por esa inacción, las madres han tomado la tarea de buscar a sus seres queridos. Desde que el actual presidente, Enrique Peña Nieto, asumió el cargo en 2012, se han organizado docenas de las llamadas brigadas de búsqueda, a menudo por mujeres que buscan a sus hijos.
Pero a pesar del dolor abrumador, la sensación de abandono de las autoridades y su vulnerabilidad frente a la impunidad y la violencia extrema, el soldado de la madre en su activismo, en los últimos años, ha ido más allá de los partidos de búsqueda y las protestas callejeras para promover una legislación que mejore el débil sistema de justicia de México y un abismal historial de derechos humanos. Los grupos de la sociedad civil en México dicen que los grupos de víctimas como los colectivos de madres han sido instrumentales en el impulso de la Ley de Desaparición Forzada, promulgada por Peña Nieto el año pasado. La ley, entre otras cosas, permite que los funcionarios públicos sean castigados con hasta 60 años de prisión por su participación en la desaparición forzada.
Pero aunque tal legislación puede, en teoría, ser un paso importante en la dirección correcta, aún no se ha traducido en resultados tangibles. El año pasado fue uno de los más mortíferos en la memoria reciente, con más de 25,000 homicidios. La gran mayoría de las desapariciones siguen sin resolverse. Los especialistas anuncian que México necesita fortalecer la Ley de Desaparición Forzada. La ley debería proporcionar más claridad sobre cómo la Comisión Nacional de Búsqueda recientemente establecida coordina sus esfuerzos con las autoridades estatales y locales. Además, el gobierno federal debería garantizar fondos suficientes para las instituciones creadas por la ley, así como mejorar la forma en que reúne datos sobre personas desaparecidas.
Pocos tienen fe en la voluntad del gobierno de abordar el asombroso número de desapariciones en absoluto. Muchas de las mujeres que protestaban en la ciudad de México acusaron el jueves a la administración de Peña Nieto de solo fingir buscar a sus hijos. "Necesitamos mostrar fortaleza para el futuro de los niños, para que disfruten la vida en un país que dice ser libre", dijo Rosa María Ramírez. "Y queremos tener fe en el sistema nuevamente". Ese es el aclamo de varias madres.