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jueves, 24 de mayo de 2018

Una medida pionera en Hamburgo

Por Maritrini

Se avecina la primera semana en Hamburgo donde los coches diésel y otros contaminantes no se les permitirá transitar por dos de las principales vías de la ciudad hanseática. La medida aconteció posteriormente de que la justicia alemana estuviese de acuerdo con la anulación de los coches diésel y podría registrar un antecedente a competir por diferentes ciudades.

La negativa se llevara a cabo a partir del 31 de mayo y perjudicará a ciertos vehículos que no cumplan con los esquemas de manifestaciones que señala la normativa comunitaria Euro-6, la cual fue puesta en vigor desde el año 2015 y que aspira limitar las exposiciones contaminantes. Los coches diésel que se encuentran en circulación previamente de ese día, se les prohibirá el paso a las zonas señalas por la exclusión. El decreto aqueja a dos grandes vías al oeste de la ciudad portuaria, que reúnen algo más de dos kilómetros de longitud y donde se agrupa diariamente un intenso tráfico. Para un total de 1,6 kilómetros de la Stresemannstraße se verán incluidos, así como más de medio kilómetro de la Max-Brauer-Allee.

Desde la semana anterior, los mandos municipales de Hamburgo, una localidad de alrededor de dos millones de habitantes, laboran en la colocación de carteles en los accesos públicos para comunicarles a los conductores. Policía, ambulancias, camiones de basura y vecinos conseguirán tener el paso sin limitaciones a la zona. Las multas para el que quebrante la normativa fluctuarán entre los 25 euros para los coches y un máximo de 75 euros para los camiones. En general, unos 265.000 coches Diésel transitan habitualmente en Hamburgo y de ellos 165.000 son vehículos antiguos, según indican registros de la Oficina Federal de Transporte acopiadas por Dpa, la agencia de noticias alemana.

Las exposiciones contaminantes se han transformado en una cuestión política de primer orden en Alemania, en el que la industria automovilística es uno de los principales apoyos de la economía. Las disputas de manejo de software para ocultar emisiones, que aquejan a diversos productores alemanes han ayudado a sustentar la polémica nacional sobre cómo enfrentar los desafíos climáticos generales, que Angela Merkel, la canciller alemana, desea dirigir. La Comisión Europea demandó a Alemania y a otros cinco naciones integrantes de la Unión Europea, la pasada semana, por no haber aminorado su contaminación atmosférica. En 2017, para un total de 66 ciudades alemanas excedieron los extremos de contaminación. La negativa de Hamburgo, cuyo ejemplo se pronostica que se lleve a cabo en otras ciudades, fue posible posteriormente de que el Tribunal de lo Contencioso-Administrativo alemán decidiera el pasado mes de febrero la eficacia de la ley, en contestación a rutas aquejadas contra proyectos afines en Düsseldorf y Stuttgart.