Vuelve la Era del hielo a México
Tras varios años de investigación un grupo de científicos reportó el hallazgo de un yacimiento con huesos de varios mamut y otros especímenes que pertenecieron a la Edad de Hielo. El descubrimiento se realizó en el municipio de Cedral, estado de San Luis Potosí, al centro del país, y resulta la coronación de los esfuerzos de búsquedas y estudios.
De acuerdo con un reporte de Russia Today, hasta el momento han sido identificados cinco individuos, entre los cuales se encuentran una cría de mamut de un mes de edad, un mamut joven de doce años y tres adultos. El hallazgo forma parte de un proyecto arqueológico y paleontológico que comenzó en el 2015, aun cuando solo hasta ahora se den a conocer los resultados de esta investigación por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) de México.
Todo inició cuando el científico Gilberto Pérez Roldán, de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), recibió información sobre la presencia de una costilla de mamut en ese lugar; entonces se dispusieron a indagar, pues resultaba muy interesante la posibilidad de conocer más sobre la Edad de Hielo en México. Pérez Roldán significó que esa es una etapa en la cual una capa gélida cubrió la mayor parte de la Tierra, un ciclo que duró desde los 22 000 a los 8 000 años antes del presente. En el caso específico de México, se estima que hubo una alta presencia de pastos en las regiones que hoy forman los semidesiertos del norte de San Luis, de ahí que se propiciara la llegada de esos especímenes de la megafauna, es decir, mamíferos con un peso mayor a los 400 kilogramos, como el mamut o el oso perezoso gigante, en busca de alimento.
Es por ello que al conocerse de la posibilidad de encontrar restos de ese pasado, desde el 2017 se realizan estudios en el terreno, lo que permitió a los científicos descubrir que la región de Cedral era una cuenca abierta alimentada de riachuelos, y con una presencia de ojos de agua (o nacientes) que crecían en época de lluvias, de forma que prácticamente la convertían en un lago. Era un paso natural practicamente obligatorio para la citada megafauna migratoria que venía desde el norte hacia el sur, y de la costa este a la oeste, considera Gilberto Pérez. Sin embargo, esas mismas características hidrológicas se volvían un riesgo en época de sequía, pues se formaban enormes charcos y lodazales, que se transformaban en trampas donde los animales quedaban atrapados.