El mercado solar de México está en auge
La industria solar de México salió de la nada para convertirse en líder mundial en los últimos tres años. Ahora todos los involucrados están tratando de dar un paso atrás y descubrir qué sucederá después. La combinación de oportunidades tangibles con abundantes incógnitas animó la Cumbre Solar de GTM en Ciudad de México la semana pasada, evocando los inicios del apogeo solar de los Estados Unidos hace una década.
En este momento, las principales preguntas que enfrenta la industria solar de EE. UU. se han resuelto, y las empresas están ajustando su ejecución (y respondiendo a los reveses imprevistos, como los aranceles de importación impuestos por los presidentes). En México, sin embargo, abundan las preguntas abiertas, y los desarrolladores, proveedores, agencias gubernamentales y financieros están compitiendo para descifrar las respuestas y aprovechar el apoyo necesario para mantener el crecimiento.
Como el guacamole espolvoreado con saltamontes sazonados, hay mucho que masticar aquí, pero estos son los puntos clave. Ese potencial finalmente se ha desatado gracias a una reforma reciente del sistema de energía que facilita que las empresas privadas participen en una red dominada durante mucho tiempo por una sola utilidad estatal. Como parte de la reforma, México ha llevado a cabo tres subastas solares anuales que vieron desplomes sucesivos en el precio promedio de oferta. La tercera ronda agregó otros nueve proyectos solares por un total de 1.7 gigavatios, y ahora tiene el récord de ofertas solares promedio más baratas en el mundo.
A medida que las empresas compiten por explotar esta mina de oro solar, se benefician del trabajo que ya se ha realizado en otros lugares para reducir los costos de los módulos y agilizar el diseño y la entrega del proyecto. Dicho esto, todavía hay mucho que se debe resolver de nuevo en México, que apenas tenía capacidad, incluso hace cinco años. La gran pregunta es si la industria realmente puede cumplir con sus ofertas más bajas y ganar dinero si lo hace.
Los panelistas en la Cumbre Solar México trajeron una buena dosis de escepticismo. Las estructuras de subasta incentivan la licitación agresiva para obtener una parte de la acción temprana; aún tenemos que ver muchos desarrolladores entregar. De hecho, muchos de los proyectos premiados aún no se han cerrado con la financiación, un signo ominoso a medida que pasan los meses y los años. Las reformas energéticas también han abierto un mercado para contratos bilaterales entre productores de energía y grandes consumidores corporativos. Ahora, los precios agresivos de la subasta presionan al incipiente mercado solar comercial para que ofrezca ofertas relativamente baratas.
Eso no será posible en realidad, porque la energía solar distribuida es más costosa por unidad que la escala de servicios públicos, y porque el marco de políticas para los compradores comerciales aún se está desarrollando. La responsabilidad recae en los desarrolladores para convertir sus llamativas ofertas en megavatios-hora reales. La innovación del modelo de negocio ya ha comenzado (vea el gran lanzamiento de Enel, que se analiza más adelante). Los desarrolladores con los que hablé sugirieron su propia salsa especial para hacerlo funcionar, pero nadie quería hablar de detalles con algunos medios.
