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sábado, 9 de junio de 2018

No vale cualquier juguete

Por dianell

Es conveniente comprobar la información que los fabricantes incluyen en las etiquetas y en las instrucciones de los diferentes juguetes, y sobre todo se ha de tener en cuenta la adecuación a las diferentes edades o etapas evolutivas.

Para niños y niñas menores de 3 años se han de adquirir juguetes que no contengan piezas pequeñas desmontables que puedan ser ingeridas; en cambio, buscad juguetes que tengan diferentes texturas, formas, colores, que estimulen la percepción sensitiva (tocar, morder, diferenciar sonidos, etc.), que permitan descubrir el entorno y que potencien la experimentación. Están también los llamados juegos de encaje utilizados por todas las edades (puzzles, mecanos, rompecabezas, maquetas…) y ayudan a la coordinación ojo-mano, a la diferenciación de formas y colores, el razonamiento, la organización espacial, la atención, la paciencia, la concentración y la auto-superación.

De 0 a 6 meses: sonajeros, móviles de cuna, juguetes de peluche, juguetes de goma, mordedores, espejos y alfombras de actividades

De 6 a 12 meses: pelotas grandes y pequeñas sonoras y luminosas, muñecas de trapo, juguetes sonoros, tentetiesos, balancines y andadores. De 12 a 18 meses: juguetes de peluche, cubos para encajar y apilar, cubos, botes de plástico, telas, juguetes de arrastre, paseadores y cochecitos. De 18 a 24 meses: coches, camiones, triciclos, pizarras, pinturas, instrumentos musicales, juegos de encajar piezas, jugar con muñecas y animalitos. De 2 a 3 años: triciclos, palas, cubos, carritos, rompecabezas, pinturas, cocinas y accesorios de cocina, plastilina, tambores y guitarras, teléfonos y muñecas.

En el caso de niños/as de entre 3 y 5 años, los juguetes más idóneos son los que les facilitan el aprendizaje y el desarrollo de aptitudes lingüísticas, musicales y manuales.

A través del Juego Simbólico, desde los dos a los ocho años, el niño aprende a interpretar roles, juega a imitar a los adultos (hace de papá, de mamá, de médicos, de peluqueras, súper- héroes, disfraces…) todo lo que reproduce el mundo adulto. El juego simbólico es esencial para entender el entorno en el que viven, aprenden roles establecidos en la sociedad, y también el desarrollo del lenguaje asociado a estos tipos de juegos, y favorecen la creatividad y la imaginación.

De 3 a 5 años: instrumentos musicales, libros, dominó de formas y colores, pinturas de diferentes materiales y libros para colorear, juegos de billetes, juegos de imitación de los adultos (cocinitas, muñecas…) bicicletas con ruedecitas, patinetes, trenes, pizarras, magnetófonos, cuentos, disfraces, marionetas y juguetes articulados. A partir de 6 años, los juguetes han de ser más complejos y reforzar los conocimientos relacionados con la lectura, la escritura y el razonamiento. También han de desarrollar la experimentación, la reflexión, la cooperación y la transmisión de valores. Necesitan juegos de competición para descubrir su fuerza y sus destrezas, ejercicio físico para eliminar tensiones y juegos que favorezcan habilidades: atención, capacidad creadora y la imaginación. De 6 a 8 años: cuerdas, pelotas, monopatines, coches teledirigidos, bicicletas, libros, juegos de construcción, juegos manuales tanto de preguntas como de experimentos, juegos de mesa, recortables con tijeras de punta redonda, lupas, imanes, lotería.

A partir de 8 años disminuye la importancia del Juego Simbólico y se interesan por Juegos de Reglas, que son los que tienen una serie de instrucciones o normas que los jugadores tienen que conocer y respetar para conseguir resultados. Se utilizan juegos de mesa o de tablero, de puntería, de cestas, futbolines, etc. Son fundamentales como elementos socializadores porque enseñan a los niños y niñas a ganar y a perder, a respetar turnos y normas, y a considerar las acciones de los compañeros de juego. Favorecen el desarrollo del lenguaje, la memoria, el razonamiento, la atención y la reflexión.

De 9 a 12 años: el niño y la niña se interesan por actividades de equipo deportivas e intelectuales, y otras un poco más complicadas: complementos deportivos, patines, mecánicos, juegos de estrategia y reflexión, maquetas, colecciones de todo tipo, juegos de mesa, audiovisuales, electrónicos y de experimentos. A partir de 12 años: desaparecen las ganas de jugar con juguetes, comienzan a entrar en la adolescencia y van construyendo su propia identidad, por eso se han de fomentar sus aficiones personales en las diferentes áreas de ocio. Sus intereses se dirigen a libros, música y videojuegos.

Es necesario definir el concepto de juguete y su importancia en el desarrollo intelectual y socio-afectivo del niño. Un juguete es todo aquello usado, generalmente por los niños, como instrumento de diversión. Desde esta perspectiva, un juguete puede ser desde un palito que hace las veces de coche, árbol, señor, etc. hasta el más sofisticado de los aparatos electrónicos, tan difundidos en la actualidad.

A este respecto es conveniente mencionar la inutilidad de hacer grandes gastos en juguetes llamativos para los niños, debido a que cualquier juguete es útil, pero siempre y cuando responda a una necesidad real del niño y es aquí donde radica el problema principal. Más adelante retomaré la idea de necesidad real. Es difícil hablar de un juguete bueno o uno malo, ya que cada niño tiene gustos diferentes, yo diría más bien que hay juguetes bien elegidos o no. En otras palabras, para que un juguete cumpla sus funciones educativas es menester tomar en cuenta los intereses propios de cada edad.

Los juguetes han sido clasificados de diferentes formas. Los expertos hacen una clasificación de acuerdo a lo que requiere el niño para poder jugar con ellos: juguetes que requieren el mínimo de participación por parte del sujeto, generalmente se juegan por medio de la vista y presión de botones. Aquellos juguetes que involucran al sujeto casi íntegramente, es decir que requieren de imaginación, creatividad, ciertas habilidades, etc.