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martes, 3 de julio de 2018

Los obispos piden reformas migratorias

Por ElizabethF.

La visita de dos días que desarrollaran obispos católicos de Estados Unidos a la frontera de Texas con México tuvo un matiz especial, pues los reverendos instaron enfáticamente a presionar al Congreso para que ponga fin de una vez al disfuncional sistema de inmigración del país, causante de hechos como los que hoy escandalizan al mundo, que ha tenido que observar la fractura de familias migrantes, esta vez con el lamentable e inhumano saldo de miles de niños separados de sus padres.

Encabezada por Daniel N. DiNardo, arzobispo de la diócesis de Galveston-Houston y quien es además presidente de la Conferencia Nacional de Obispos Católicos de Estados Unidos, una delegación de seis obispos estuvo en “una visita pastoral por naturaleza” el pasado domingo y este lunes varios centros de detención y de procesamiento de menores migrantes en las localidades de McAllen y Brownsville, según dijo DiNardo en una conferencia de prensa que tuvo lugar ayer en la Basílica de Nuestra Señora de San Juan del Valle, ubicada en la comunidad de San Juan, al oeste de McAllen.

“Aunque tuvimos allí dos días completos, y muy hermosos, tenemos que decir que en algunos momentos fueron dolorosos', refirió el arzobispo.

En ese sentido narró cuál fue su impresión al estar en los dos centros de detención de niños migrantes. “Aunque los menores reciben buenos tratos, ellos se sienten extraños en un lugar que también les es extraño, refirió, al tiempo que señaló que es evidente que algunos de estos menores han quedado traumatizados con los hechos.

Es urgente que los niños se reúnan con sus padres, es necesario y es urgente; es un deber hacerlo, se está haciendo, pero hay muchos problemas y complicaciones, señaló DiNardo.

Justamente en el Centro Southwest Key Casa Padre, en Brownsville, que está considerado además como el mayor centro de detención de menores migrantes de todo el país, al ofrecerle albergue a unos mil 500 niños, los obispos celebraron una misa, que para el arzobispo José Gómez, de la diócesis de Los Ángeles., constituyó “un bello momento de oración', dijo.

Duras fueron las palabras de Gómez cuando reconoció la diferencia de que, cuando los niños asisten a las misas, generalmente estos están con sus padres, pero no ha sucedido igual aquí. Fuimos allí a darles a esos pequeños algo de esperanza y platicarles sobre de la importancia de la presencia de Dios, y a decirles que entendemos la tristeza que sienten al estar sin sus padres, señaló.

Es urgente la reunificación de estas familias, insistió el arzobispo que llamó además a que se haga posible una reforma migratoria que garantice no ocurran este tipo de situaciones dolorosas, y deshumanas como la separación de familias.

Es más fácil proteger las fronteras si trabajamos juntos, entendemos y encontramos soluciones entre todos señaló.

Para Gómez, el sistema de inmigración que hoy está vigente en Estados Unidos es tan disfuncional, que el solo hecho de hacer cumplir las leyes actuales lleva a “nuevas injusticias y crueldades insospechadas”, opinó.

Presionar al gobierno es a su juicio el único elemento que ayudaría a presionar al Congreso norteamericano para que apruebe una solución basada en el sentido común y la compasión a las personas que migran, lo que dijo no es posible suceda en tanto los políticos de ambos partidos utilizan la inmigración como ese “problema ganador” que no solo lleva a las personas a las urnas, sino que les asegura la victoria.

Mientras ocurra de ese modo, nadie de un lado o del otro estará realmente motivado para iniciar un cambio real, insistió. “Durante 25 años hemos estado esperando es que los políticos tengan el coraje de hacer lo correcto”, dijo.

Lo doloroso es que esa espera parece que continuará.