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lunes, 9 de julio de 2018

Los trabajadores tienen cada vez más canas

Por ElizabethF.

Las fuertes presiones que en el mundo laboral están provocando el aumento de la esperanza de vida junto a la caída de las tasas de natalidad son cada día más evidente, en tanto se ha desacelerado de manera considerable el crecimiento de la población mundial, y se pronostica que esta tendencia continuará en todo el orbe en las próximas décadas, sostiene la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

De acuerdo con el organismo internacional, una de las consecuencias que se avizoran de modo inmediato como resultado de esta desaceleración está relacionada con el hecho de que el crecimiento de la fuerza de trabajo mundial no será suficiente para compensar una reserva de jubilados en rápido y constante aumento, lo que pondrá en crisis a los sistemas de pensiones, así como al mercado de trabajo en su conjunto.

Algunas estadísticas dan cuenta de que en las naciones del llamado primer mundo, por ejemplo, que viven hoy una transición demográfica más veloz en comparación con el resto de los países, se estima que para el año 2030, por cada diez personas en edad laboral o en la fuerza de trabajo, habrá cinco personas de 65 años o más, indicó la OIT.

Ello viene acompañado por el reto de que el propio envejecimiento demográfico a nivel mundial provocará además un aumento de la edad promedio de las personas que integran la población activa y, en consecuencia, colocará en tensión la capacidad de los trabajadores, por una parte para mantenerse actualizados y al ritmo de las innovaciones y por otra para adecuarse a los cambios estructurales que ocurren en el mercado de trabajo.

Asimismo, a nivel global, se pronostica que la edad promedio de la fuerza de trabajo también se eleve desde casi los 40 años a 41 años, con un aumento considerablemente más veloz en las regiones de Europa y Asia Oriental, en particular en países como China.

Si se consideran todas estas tendencias, es claro que será urgente no solo mantener alejados de la pobreza a la población ya jubilada, sino también promover resultados concretos en materia de trabajo decente para una fuerza laboral en constante envejecimiento, así como apoyarla y facilitar la adaptación de esta población a la transformación del mundolaboral.

Al respecto, varios estudios de la OIT refieren que la pobreza en la vejez está íntimamente relacionada con las desigualdades existentes en el mercado laboral, en tanto son justamente los obreros con ingresos y menores condiciones de trabajo los que tienen también menos acceso a los sistemas de ahorro, que le permitan la jubilación, así como inferior capacidad de contribuir a este objetivo.

De ahí que garantizar las oportunidades suficientes para todos a la misma vez que se mejoran los resultados en el mundo laboral, es sin duda la piedra angular del propósito y la meta de mitigar el flagelo de la pobreza en la vejez, sostiene el organismo internacional.

Al respecto, ha subrayado que es esencial desarrollar y dar constante impulso a la empleabilidad de los trabajadores a través del aprendizaje permanente para multiplicar sus posibilidades de trabajo, y que estas también estén presentes a una edad más avanzada.

Por otra parte, la OIT también advirtió que son necesarias intervenciones específicas que incentiven la participación de los trabajadores de edad media en los programas que se impulsan de formación y actualización de competencias profesionales, para ayudar a disminuir el riesgo de desvinculación de estos del mercado laboral y que se acojan a una jubilación anticipada, un elemento que ejercería mucha más presión sobre los sistemas de pensiones, y que por sí solo debe ser suficiente para incentivar que se estimulen las medidas y acciones necesarias.

El mundo, y las personas que en él habitan, envejecen, y eso es una realidad con la que hay que convivir.

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