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jueves, 5 de julio de 2018

¿Será capaz de remodelar el país?

Por javier10miniet

Siguen las opiniones alrededor de la victoria de AMLo en México. Es difícil exagerar el alcance de la victoria de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en las elecciones presidenciales mexicanas del pasado domingo. AMLO obtuvo el 53 por ciento de los votos, la friolera de treinta puntos más que su contendor más cercano, el derecho Ricardo Anaya. Obtuvo la mayor cantidad de votos a nivel presidencial en la historia de México y por el margen más amplio desde la transición democrática en 2000. Triunfó en todos menos uno de los treinta y dos estados del país, una docena de los cuales le dio más del 60 por ciento del voto - y prevaleció en el 80 por ciento de los municipios del país.

El partido de AMLO, Morena, creado en 2014 y que se presenta en sus primeras elecciones a nivel nacional, también sufrió victorias abrumadoras. Aseguraron una sólida mayoría en el Congreso y el Senado. Presidirán cinco de las nueve gobernaciones que estaban en juego, ganando la mayoría de esas carreras por márgenes históricamente amplios.

En la ciudad de México, donde AMLO se desempeñó como alcalde a principios de la década de 2000, la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, terminó dieciséis puntos por delante del candidato al segundo lugar. En el estado natal de Tabasco, López Obrador, el candidato del partido ganó por cuarenta puntos. Las asombrosas ganancias se extendieron más allá de los bastiones tradicionales de AMLO, extendiéndose hacia el norte. Los tres principales partidos de México, el PRI, el PAN y el PRD, se levantaron el lunes por la mañana y se vieron transformados en partidos minoritarios.

Toda la arena política había sido sacudida de la noche a la mañana. Aunque AMLO ha estado liderando en las encuestas durante meses, muchos en el país entraron en las elecciones preocupados por posibles operaciones de fraude y compra de votos. Varios informes dispersos de actividades sospechosas a lo largo del día aumentaron esos temores. Algunos de estos informes fueron dramáticos. En el estado de Puebla, por ejemplo, una camioneta con boletas robadas se estrelló mientras se alejaba.

Los residentes del área se apresuraron a atrapar a los perpetradores y unieron sus brazos alrededor del vehículo para proteger las boletas mientras esperaban la llegada de las autoridades. El ciclo electoral en sí se vio empañado por la violencia, con más de cien candidatos de diferentes partidos asesinados en el transcurso de la campaña, muy probablemente a manos de los carteles de la droga. Pero la noche de las elecciones terminó con una nota de éxtasis para AMLO y sus seguidores. Los primeros discursos de concesión de los otros candidatos aliviaron las tensiones.

El Instituto Nacional Electoral confirmó que AMLO estaba en camino de ganar. El presidente saliente Peña Nieto fue a la televisión nacional para reconocer los resultados y asegurar a la nación que la transición sería pacífica. Cientos de miles ingresaron al Zocalo, la plaza central de la Ciudad de México, y celebraron las noticias. En un emotivo discurso, López Obrador agradeció los movimientos izquierdistas de antaño -de campesinos, trabajadores, estudiantes- que habían allanado el camino para este momento. "No estás solo", entonó la multitud mientras AMLO reconocía la responsabilidad histórica que se le había confiado. Recordó el lema de su carrera presidencial fallida hace seis años: por el bien de todos, primero los pobres.

Aún así, cuando el polvo comienza a asentarse, quedan un par de preguntas. ¿Qué es exactamente "este momento"? ¿Y cuál es la naturaleza del mandato que AMLO claramente ordena? Antes de dirigirse al Zócalo, AMLO pronunció un discurso desde un hotel, donde aseguró a los mercados que estaba comprometido con la "disciplina fiscal y financiera". Alfonso Romo, el probable jefe de personal del futuro gobierno de AMLO, es un hábil interlocutor entre AMLO y la comunidad empresarial. Dirige una de las casas de corretaje más grandes de América Latina y tenía una relación cercana con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari (del PRI), quien empujó al país por un camino neoliberal a fines de los '80. Ese domingo por la noche en el Zócalo, la multitud también aplaudió el nombre de Romo cuando López Obrador lo mencionó como parte del equipo de transición.

Según medios especializados, tal como está, Morena es una amplia coalición de intereses dispares contra el establishment. AMLO se ubica, correctamente, en un largo linaje de disidentes izquierdistas. Una gran parte de su atractivo reside en su promesa de usar el estado como una fuerza redistributiva que favorece a las clases trabajadoras. Pero Romo y otros partidarios de la clase media y alta ven la tarea histórica de Morena como la construcción de las condiciones básicas de un régimen capitalista liberal. Esta tarea tiene un sabor antisistema en el contexto actual, ya que requiere poner fin al amiguismo, establecer el estado de derecho y quizás incluso cerrar las lagunas fiscales.

El mensaje de la campaña de AMLO encontró una forma de unir estas dos visiones: la corrupción paraliza la capacidad del estado para administrar un capitalismo redistributivo, y el crecimiento del crimen organizado es una consecuencia de la reducción del estado de la economía. Con la legitimidad política de los partidos existentes en crisis severa, Morena ofreció una salida para muchas fracciones de clase. Es un bloque político temporal que alberga serias tensiones internas. Por otra parte, en la coyuntura actual, regular el conflicto de clases y reconstruir la autoridad del estado requiere lanzar una agenda capitalista redistributiva desarrollista: para el bien de todos, los pobres serán los primeros.

En esto radica la inmensa promesa y las limitaciones de su presidencia. Lo que el equilibrio de fuerzas dentro de Morena se verá en los años venideros es, por supuesto, todavía una pregunta abierta. La visión de AMLO, un producto de su trayectoria, y el peso del mandato que se le otorgó, será de gran ayuda para mantener unida a esta coalición de fuerzas. Pero las tensiones están destinadas a surgir.