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viernes, 2 de marzo de 2018

Trump y Peña Nieto, separados por el muro

Por Amanda

El presidente de los Estados Unidos Donald Trump, ha manifestado públicamente en varias ocasiones que hará pagar a México por el muro que pretende levantar en la frontera entre ambos países. La negación a retirar dichas palabras es lo que ha provocado la cancelación de los acuerdos diplomáticos para buscar un equilibrio en las relaciones socio-comerciales. El muro puede ser o no la solución para los sucesos inauditos que ocurren en la frontera, pero eso debe salir de un consenso entre las partes implicadas, en la que se vele primeramente por el pueblo mexicano y estadounidense, como el sector social a quien toca de cerca cualquier medida que se acometa

La postura del presidente mexicano Enrique Peña Nieto, se basa en que si bien es de relevante importancia el tener un vínculo directo con el gobierno estadounidense, este no puede ser a costa del silencio mientras se ofende a la nación, lo justo es no dejar la más mínima ambigüedad en lo que concierne al tema de la construcción del muro.

Quizás la manera de tratar un tema tan delicado no puede ser a través de la imposición o de la sumisión, estos métodos sugieren que los intereses del oponente no son de preeminencia, y no es lo que se debe cuando se trata del futuro de dos países. Trump, ha expresado públicamente en disímiles ocasiones, que desde su estatus económico puede costear el muro en caso de que no reciba apoyo para su financiación, palabras que opacan toda necesidad real de separación con barreras de ambas naciones si es que existe.

Esta polémica situación enfatiza las diferencias entre ambos mandatarios, las cuales fueron el principal motivo por el cual los propósitos de la diplomacia mexicana para pactar un encuentro en la Casa Blanca se paralizaran esta semana. Una conversación telefónica entre los presidentes, el pasado 20 de febrero fue el detonante del acontecimiento, según afirmó el diario capitalino The Washington Post, donde el presidente mexicano le pide a Trump retractarse públicamente por atribuirle a México los gastos de la construcción del muro, petición a la cual, como era de suponer, no aceptó, rompiéndose una vez más las negociaciones por abogar a la relación entre ambos países.

Sus posiciones solo evidencian, que resultará difícil llegar en algún momento a un acuerdo mutuo, tal y como ocurrió con la visita pactada para el 31 de enero del 2017, que igual quedó cancelada por la polémica relativa a la construcción del muro.

Si indagamos en el tiempo, el primer encuentro entre ambos presidentes se dio lugar en agosto del año 2016 producto de una invitación por parte del mandatario mexicano, quien en aquel entonces era candidato y se encontraba en plena campaña electoral. Gran parte de los discursos pronunciados ponían en evidencia las pésimas relaciones entre ambos países y los conflictos históricos que obligaban a tomar posturas contra dicientes. La respuesta por parte del presidente de los Estados Unidos, fue inmediata, luego de cortas horas de estancia en México, voló a Arizona e inmediatamente, lanzó un comunicado insistiendo en la construcción del muro. Un año después en el mes de julio, durante la cumbre del G-20 en Hamburgo ocurrió el segundo encuentro, pero como ha sucedido durante los últimos 50 años, no hay forma de pactar la paz y abogar por las buenas relaciones.

Ambos pueblos necesitan sentirse seguros, que el colindar no sea una amenaza. No se trata de separarlos con una barrera física, hay cuestiones sociales que no se resuelven con la construcción de un muro. Es cierto q la realidad en la frontera es dura, y cada vez es más difícil pensar en la solución idónea, pero no puede ser una propuesta beneficiante para un solo lado, tiene que instituirse un acuerdo justo para ambas partes

Los pueblos no olvidan y los intereses desde siempre han sido diferentes para ambos países, cada mandatario hace personal esta queja, lo que termina afectando los tratos comerciales que pudieran beneficiar a ambas naciones. Tal parece una continuidad histórica, desde la II Guerra Mundial los presidentes estadounidenses viajan a México y aún no se confiere un acuerdo que beneficie a ambos gobiernos. No se trata de quedar unidos, se trata de poder intercambiar temas y reconocer cuando las cosas se salen de contexto, como ocurre con el tema del muro.