El sustento cubano
Antes de 1990 predominaban en la agricultura cubana los paquetes tecnológicos apoyados en la llamada revolución verde, basados en variedades de alto rendimiento potencial, amplios suministros y aplicación de insumos, el empleo de maquinaria agrícola y la quimización, altos gasto energético de los equipos de alta aspersión.
A finales de la década del ochenta estos paquetes tecnológicos entraron en crisis al observarse un deterioro marcado de los suelos, y es en este período donde comienza a surgir una visión tecnológica conservacionista, tratando de fomentar nuevas tecnologías agrícolas intensivas a partir de un mejor manejo de los medios naturales, de una nueva concepción varietal, de los biofertilizantes, etc. Los nuevos paquetes tecnológicos integrales logran buenos resultados técnico económicos, con adecuados rendimientos que permiten rentabilidad económica.
Desde finales de la década del ochenta se han desarrollado investigaciones con vistas a fomentar el desarrollo cañero sobre bases propias lo que incluye la rotación de cultivos, nuevas variedades, intercalamiento, utilización de compost (abono orgánico), zeolita y biofertilizantes, con el fin de aumentar los rendimientos agrícolas, disminuir la utilización de grandes cantidades de fertilizantes inorgánicos, herbicidas, combustibles y mejorar las propiedades físico químicas de los suelos sometidos al monocultivo intensivo.
El presente artículo tiene como objetivo mostrar el potencial de desarrollo que sobre bases sustentables que posee la producción cañera en Cuba, fundamentado en un conjunto de posibilidades para disminuir el impacto ambiental y una mejor utilización de las tecnologías nacionales y los recursos naturales. Se trata de un programa cuyo contenido esencial es la sustitución de los motores rusos por motores Mercedes Benz, Taínos y Detroit.
El 30% de la maquinaria posee motor ruso de alto consumo de combustible, anteriormente esta cifra era del 100%. Estos cambios permiten mejorar en la capacidad de corte de las combinadas y disminuir el tiempo perdido por roturas de motores. Es durante los últimos 5 o 6 años cuando más se ha sentido la lentitud en la incorporación de nuevas variedades, pero es evidente que la razón fundamental de 21 que el balance varietal de los últimos años haya sufrido pocas modificaciones, a favor de la introducción de nuevas variedades para sustituir de aquellas con evidentes síntomas de declinación, no radica en la inexistencia de nuevas y mejores variedades, sino en las acciones de introducción de éstas, afectadas en ese período por los mismos problemas que han limitado la agricultura cañera en general, en especial, las depresiones de los planes de plantación. La introducción de nuevas variedades lleva implícitos tres factores de retraso: Suficiente producción de semilla. Ajuste a las condiciones de explotación en gran escala.
Vencer la desconfianza del agricultor. Para minimizar los anteriores factores se plantea la especificación de condiciones óptimas de explotación por la investigación, así como lograr un abastecimiento de semillas suficiente en el menor período de tiempo posible. Al mismo tiempo que se estudian estos elementos se debe proceder a la producción de semillas, poniendo la biofábrica en función de la propagación acelerada de las nuevas variedades, suministrar las vitroplantas directamente, estableciendo una disciplina de producción de semilla en la categoría de certificada similar a la alcanzada en la categoría de registrada.
La tecnología de la producción de semillas a través de la biofábrica permite producir grandes cantidades de plantas en tiempo reducido, a menor costo y con mejor sanidad, semillas de mejor calidad y pureza, mayor volumen de caña por unidad de área y un mejor aprovechamiento de las potencialidades de las variedades. El sistema está concebido para producir entre 1-3 millones de vitroplantas por año.
La política en el uso de las semillas está enfocada en el desarrollo de un sistema integral de la producción, ya que el tradicional requiere actualización. El sistema integrado preserva con la integración de varias tecnologías de producción de semillas las ventajas de cada una de ellas. Este sistema permite integrar las formas de propagación de la caña de azúcar, garantiza que todas las siembras del país se hagan con semillas categorizadas de la mejor calidad, elimina semillas procedentes de plantaciones comerciales, así como la mezcla de variedades conservando la identidad genética. Cuba dispone de 12 bancos de semillas básicas, 150 de registradas y bloques de semillas comerciales en las unidades de producción.
Existe un potencial importante en el desarrollo de variedades energéticas de caña de azúcar, con vistas a aumentar la biomasa y utilizar con eficiencia la energía solar. Ellas presentan un grupo de características botánicas muy favorables que las hacen aptas para crecer vigorosas en suelos de mediana fertilidad, en condiciones de secano y producen el doble de materia seca por área que las variedades productoras de azúcar. Son resistentes a plagas, enfermedades y condiciones adversas, y posen el doble de fibras que las variedades tradicionales.