La iglesia no se escapa de la violencia norteña
La violencia ha vuelto a golpear a la Iglesia católica en México. El cuerpo petrificado del cura Moisés Fabila ha sido hallado en el Estado de Morelos, en el centro del país. En la última semana tres sacerdotes han sido abatidos: Rubén Alcántara fue apuñalado el 18 de abril, Juan Miguel Contreras fue acribillado el pasado viernes y el cuerpo de Fabila fue encontrado el domingo e identificado por sus familiares este miércoles.
En los poco más de cinco años del Gobierno de Enrique Peña Nieto, 24 religiosos han sido víctimas de homicidio. Fabila, adscrito a la Basílica de Guadalupe, habría estado secuestrado poco más de dos de semanas, pero su familia decidió no hacerlo público y mantener al margen a la Iglesia en la negociación, según la prensa mexicana.
El cadáver fue hallado el pasado 22 de abril en el municipio de Emiliano Zapata. La fiscalía ha publicado a primera hora de este jueves un comunicado en el que señala que no cuenta con ninguna denuncia por algún delito que involucre al sacerdote. El rapto tampoco fue denunciado ante la Fiscalía Antisecuestro de la Procuraduría de Ciudad de México ni ante la Procuraduría General de la República, han dicho a EL PAÍS fuentes policiales.
Fabila nació en Valle de Bravo, en el central Estado de México, y fue ordenado en 1961. Era capellán del coro de la Basílica de Guadalupe desde 2001. Tras casi seis décadas en el sacerdocio, la Fiscalía de Morelos ha revelado que una mujer que se identificó como su hija reconoció el cuerpo, en otro punto polémico del caso. "Es la noche de este miércoles, cuando acude a las instalaciones del Servicio Médico Forense, quien dijo llamarse Elizabeth y reconoce el cuerpo como el de su padre identificado como Moisés Fabila Reyes", se lee en el boletín de la fiscalía.
Otro de los puntos grises es que los resultados de la necropsia establecen que la causa de muerte fue un infarto y se han tomado muestras para realizar otras pruebas periciales. Aún se desconoce quién está detrás del supuesto secuestro ni si hay detenidos por la muerte del cura de 84 años. "Nos unimos a la pena que embarga a los familiares y amigos del padre Moisés Fabila, elevamos nuestras oraciones a Dios por el eterno descanso de su alma", ha lamentado este jueves la Arquidiócesis de México.
La consternación se ha extendido por las 18 arquidiócesis de una religión con la que se identifican ocho de cada diez mexicanos. El golpe anterior a la Iglesia había sido el asesinato del presbítero Contreras en Tlajomulco, en el Estado de Jalisco, en el occidente de México. "Estos lamentables acontecimientos nos llaman a todos a una conversación más profunda y sincera. Es tiempo de mirar con honestidad nuestra cultura y sociedad para preguntarnos por qué hemos perdido el respeto a la vida, a lo sagrado", lamentó José Francisco Robles, el arzobispo de Guadalajara. "Todos queremos la paz y seguiremos trabajando para construirla", expresó el arzobispo primado Carlos Aguiar Retes.
La violencia en el país, que acaba de tener el año con más asesinatos de las últimas dos décadas y que ha llegado hasta las puertas de las iglesias, ha llevado a algunos religiosos a medidas desesperadas. Salvador Rangel ha proclamado abiertamente una tregua con los capos de la droga en Guerrero, uno de los Estados más violentos del país. Rangel no ha tenido empacho en decir que negociar es la única salida para las regiones conflagradas por la inseguridad, pese a que la propuesta no ha sido acogida por la cúpula de la Iglesia católica.
La tregua del obispo de Chilpancingo causó tal revuelo que impactó de lleno a las campañas electorales y obligó a los candidatos a la presidencia de México a pronunciarse. El puntero Andrés Manuel López Obrador respaldó a Rangel. "Qué bien que él se atrevió y se esté exhortando a que no haya violencia, que no le quiten la vida a nadie", expuso el líder izquierdista a principios de abril. Ricardo Anaya, de la coalición Por México al Frente, dijo que respetaba la posición del sacerdote, pero dijo que era una "idea vieja" y que "no ha funcionado".
A mediados de este mes, cuatro de los cinco candidatos presidenciales —solo faltó el independiente Jaime Rodríguez Calderón El Bronco— se reunieron con obispos en la sede de la Conferencia Episcopal Mexicana para discutir la situación del país y conocer la visión de la Iglesia sobre las necesidades de sus feligreses.