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lunes, 26 de marzo de 2018

El Gobierno de Cataluña, a la borda

Por Verónika Lorient

Al parecer la crisis política en Cataluña no tiene para cuando acabar. Cuando se pensaba que las cosas tomarían otro rumbo, y se comenzarían a estabilizar los asuntos de esta región independentista, se sumaron más problemas a la causa. Y ahora si está la Generalitat en un punto en el cual podría tener más desventajas.

Resulta que el parlamento de Cataluña rechazó el intento del político conservador Jordi Turull de convertirse en presidente de esa comunidad autónoma, intervenida desde hace cinco meses por el gobierno español para frenar sus pretensiones secesionistas.

Este tema podría analizarse desde dos perspectivas. La primera es un tanto positiva, pues a pesar de estar Cataluña en crisis, no significa ello que el gobierno se irá por la primera sin tener en cuenta las consecuencias. Por otro lado, lejos de ganar puntos para tratar de estabilizar la situación de la Generalitat, lo que puede conseguir es una separación interna y ahí entonces sí tendrán todas las de perder.

El candidato a dirigir el ejecutivo catalán por la coalición separatista Junts per Catalunya (JxCat) necesitaba la mayoría absoluta de la cámara regional, fijada en 68 de sus 135 diputados para lograr la investidura en una primera vuelta. Sin embargo Turull obtuvo 64 votos a favor, 65 en contra y cuatro abstenciones. El candidato por JxCat no logró llegar al poder por la negativa de que llegara al poder un dirigente identificado con la derecha neoliberal.

Los opuestos declararon antes de la votación que “la propuesta de programa de gobierno de JxCat y ERC no avanza en la construcción de medidas republicanas ni sociales que respondan a los derechos y necesidades de la clase trabajadora y del resto de clases populares”.

Tras esta derrota, se llevará a segunda vuelta la votación, pero tal vez ni llegue a efectuarse pues el pretendiente a la investidura de JxCat podría quedar inhabilitado por Tribunal Supremo (TS) español, ante el cual debe comparecer.

Turull es uno de los antiguos altos cargos catalanes que están acusados de rebelión y sedición por impulsar el referendo de autodeterminación del 1 de octubre de 2017, prohibido por el Tribunal Constitucional, y la ulterior proclamación de la República catalana.

Definitivamente el gobierno de Cataluña parece irse a la borda, no hay una claridad de lo que en un futuro a corto plazo pueda suceder, mucho menos en el presente inmediato. Los problemas se suman, cada vez más son los dilemas por los cuales no termina la crisis política en esa región independentista.