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lunes, 26 de marzo de 2018

El pichichi croata que falleció en el césped

Por MayitoWolf

Bruno Boban, delantero del Marsonia y líder goleador de la Tercera División del fútbol en Croacia, murió en plena cancha a los 25 años de edad, tras recibir un balonazo en el pecho mientras enfrentaba al Pozaga Slavonij. El malogrado pichichi cayó desplomado y, pese a los esfuerzos de los paramédicos, falleció sobre el césped.

Corría el minuto 15 del partio. Bruno luchaba un balón en el área rival, y tras pasarlo dio dos pasos y cayó inerte. Una ambulancia ingresó al terreno y durante 40 minutos intentaron reanimarlo, pero en vano. La tragedia llegaba al fútbol croata y a una familia de jugadores, que incluyen a su hermano Gabriel, del Osijek en primera, y su primo Zvonimir, quien jugó para el Milán AC y el Celta de Vigo. Al morir, Bruno era “pichichi” de la categoría con 21 goles. La causa de su repentina muerte aún no ha sido revelada.

Este nuevo golpe al fútbol llega a pocos días del repentino fallecimiento mientras dormía del capitán de la Fiorentina, Davide Astori, vísperas del duelo ante el Udinese. El defensa de 31 años de edad sufrió un repentino paro cardiaco. Si bien inesperada, esta muerte al menos no ocurre ante la sobrecogida mirada de muchos, algo que cada vez es menos raro.

En octubre pasado murió el portero Choirol Huda, una leyenda del fútbol en Indonesia, al chocar contra el brasileño Ramón Rodrigues, su compañero en el Persela, durante un partido de liga contra el Semen Padang. A mediados de 2017 fallecieron sucesivamente el marfileño Cheick Tiote y el inglés de origen nigeriano Ugo Ehiogu, por fulminantes ataques al corazón. Ambos ratificaron una tendencia señalada por autoridades médicas: de las casi 70 muertes repentinas ocurridas en el fútbol durante la pasada década, casi la mitad fueron de jugadores nacidos en África. Entre esos destacan el camerunés Marc-Vivien Foé, fallecido durante la Copa Confederaciones en 2003, y el congoleño Fabrice Muamba, quien estuvo muerto durante 78 minutos, pero lograron resucitarlo.

La Comisión Médica de la Asociación Internacional de Federaciones de Fútbol (FIFA) llamó a sus asociados a llevar un control más riguroso de este tipo de muertes súbitas, y a analizar las patologías que las causan para intentar prevenir tragedias. Además, alertaron que en apenas el 55 por ciento de los partidos oficiales a escala global hay un desfibrilador, algo que puede volverse un asunto de vida o muerte. A Muamba lo salvó eso.

Pero otros no tuvieron esa suerte: Patrick Ekeng, Gregory Mertens, Piermario Morosini, Antonio Puerta, Víctor Alfonso Guerrero, Hugo Cunha, Serginho, Miklos Feher y ahora Bruno Boban engrosan la triste lista de quienes le pusieron al fútbol más corazón del que sus organismos podían asimilar.