Brasil, Lula y la incertidumbre de las próximas elecciones
Las cosas andan un poco complicada en todas las partes de este mundo. Guerra armadas y civiles, injerencias, desacatos, imposiciones. Esas son las palabras de orden por estos tiempos. La paz se ha hecho a un lado a pesar de que millones de personas aboguen por ella. Brasil no está exento de eso, al contrario, ahora mismo es uno de los países del continente americano donde la fuerza se hace sentir, independientemente de que el pueblo quiera y pida lo contrario.
Todo comenzó desde que le fue dado el golpe de Estado constitucional a la ex primera mandataria Dilma Rousseff. A partir de entonces no hay tranquilidad en el gigante sudamericano. Michel Temer, el actual presidente asumió su cargo luego de que se desplazara injustamente a Dilma. Después vinieron reformas descabelladas, discriminación, la militarización de Río de Janeiro, y como consecuencia, por la denuncia de ello, el asesinato de la concejala y activista Marielle Franco, y su chofer, lo cual fue una muestra de discriminación racial y negación de la verdad reclamada.
Ante todas estas barbaries e injusticias, la izquierda brasileña siempre ha dado el paso al frente con el expresidente Luiz Inacio Lula Da Silva, quien, por este y otros motivos actualmente se encuentra en prisión, en otro intento de la derecha por callar la verdad.
Lula, quien se presentó como candidato a las próximas elecciones presidenciales, cumple una condena de 12 años y un mes de cárcel en Curitiba. Aun así, el fundador y líder histórico del Partido de los Trabajadores (PT) domina con holgura, en primera y segunda vuelta, los tres escenarios en que fue contemplada su candidatura, según una encuesta realizada por el Instituto Datafolha entre el 11 y el 13 de abril último sobre una muestra de cuatro mil 194 ciudadanos de 227 municipios.
De ese modo Lula, aun detenido injustamente, lleva la delantera en la preferencia del pueblo, algo insólito y que abre muchas dudas a lo que podría pasar en las venideras elecciones que se prevén para octubre de este año.
A pesar de esta muestra popular de respaldo a la izquierda brasileña, y de los hechos de corrupción por parte de la mayoría de quienes gobiernan actualmente el país, no se vislumbra una solución a los problemas de esa nación. Por el contrario, la verdad está presa, sus seguidores reclaman justicia pero el poder se muestra sordo, ciego y mudo ante ello.