Sietea de cada diez mexicanos se siente inseguro
Imagine lo absurdo y estresante que es sentirse totalmente inseguro en el propio lugar donde se vive. Es lo que experimenta de hecho, el 76, 8 % de la población adulta en el país azteca, que considera que vivir en su ciudad no es seguro para ellos o su familia y amigos. Así dan muestra los resultados del decimonoveno levantamiento de la ya conocida Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), que desarrolló el INEGI durante la primera quincena del pasado mes de marzo de este 2018.
Lo alarmante es que el mencionado porcentaje apenas ha variado si se le compara con el obtenido en diciembre del 2017, cuando este índice se situó en 75.9%, pero sí es mayor al registrado durante el mismo periodo del año pasado. A ello se suma que la percepción de peligro e inseguridad continúa siendo más elevada en el caso de las mujeres, que resultó ser un 81.0%, en tanto para los hombres la proporción fue de 71.8 por ciento.
La explicación de este sentir la encuentran varios expertos en la violencia cotidiana y sistemática que los mexicanos vivencian, y que se refleja en dichas encuestas de percepción. En ese sentido, las ciudades con mayor porciento de personas con 18 años o mayores, que dijeron creían que su ciudad era peligrosa fueron en primer lugar la Región Oriente de la Ciudad de México (es decir Iztapalapa, Tláhuac, Milpa Alta, y Xochimilco) con un 96.7%.
Le siguió en ese orden Coatzacoalcos (94.8%); Fresnillo (94.7%); la región Norte de la Ciudad de México (referente a Gustavo A. Madero, Iztacalco y también Venustiano Carranza) con un 94.0%; Chilpancingo de los Bravo (93.3%) y por último Cancún, con un 93.2%.
Por otra parte, las ciudades que mostraron en contraste una menor percepción de inseguridad resultaron ser Mérida (29.9%); seguida de Saltillo con un 33.5%; Los Cabos (38.8%); La Laguna con un 47.8%; la ciudad de Durango con un 48.3% y por último Piedras Negras (48.5%).
Igual de sorprendente resultan los lugares que la gente menciona como en los que más inseguros se sienten, donde el primer puesto se lo llevan, con un 81, 3 % de la población que tiene esta percepción, los cajeros automáticos que se encuentran en la vía pública. Asimismo el transporte público con un 74, 3 %, las calles que cotidianamente utilizan, un 68, 7 %, y por último en el banco, declaró un 68,1 %.
En correspondencia, al menos el 66.5% de la población de 18 años y más declaró que se vio en la necesidad de modificar sus hábitos referentes a “llevar consigo cosas de valor, dígase joyas, dinero o también tarjetas de crédito” por miedo a ser víctimas de un asalto o delito.
Asimismo, casi un 59% refirió que ya no les da autorización a sus hijos menores para que salgan de la vivienda; un 51% eliminó el hábito de caminar por los alrededores de su vivienda pasadas las ocho de la noche y cerca de un 39% modificó otras rutinas relacionadas con “el hecho de visitar parientes o amigos”.
Sin lugar a dudas, datos alarmantes que ponen a pensar en qué sociedad estamos viviendo. La sensación de peligro puede ser asfixiante, es de algún modo, también, un crimen, y compromete el futuro y el presente.
