Chilapa, campo de batalla de los cárteles
Dos policías más en Chilapa, Guerrero, fueron asesinados el fin de semana, elevando a cuatro el número de asesinados este mes en una de las comunidades más violentas de México. El director de operaciones de la policía municipal y otro oficial fueron reportados como desaparecidos el sábado por la noche por familiares después de que no regresaron a sus hogares.
Los dos habían salido de Chilapa el sábado por la mañana para asistir a una clase semanal en Chilpancingo, donde estudiaban para obtener su título de abogado. Sus cuerpos desmembrados fueron encontrados el domingo por la mañana en Chilpancingo dentro del vehículo en el que viajaban. El jefe de la policía de Chilapa fue asesinado el 5 de abril y otro oficial fue asesinado a tiros hace cinco días a solo 50 metros de la estación de policía municipal.
El municipio, ubicado a 54 kilómetros al este de Chilpancingo, ha estado envuelto en la violencia de las pandillas desde que las pandillas Ardillos y Rojos comenzaron a luchar por el territorio hace cuatro años. Se han implementado al menos seis operaciones de seguridad, pero con poco efecto. En uno de ellos, en 2016, 3.500 militares y 250 policías se reunieron en la comunidad, un despliegue de fuerzas de seguridad municipales sin igual en la historia de México.
Un informe de El Universal a principios de este mes dijo que casi todo se ha intentado para combatir la violencia, pero que todo ha fallado. Chilapa fue uno de los 50 municipios a los que el gobierno federal apuntó para una estrategia especial. Una evaluación realizada por México Evalúa, organización sin fines de lucro, reveló que ocho meses después Chilapa ascendió 15 lugares para convertirse en el cuarto municipio más desfavorecido de la lista en términos de homicidios.
Antes de implementarse la estrategia, era el 19º. Y desde entonces ha sido nombrado por otra organización sin fines de lucro enfocada en la seguridad como la segunda tasa más alta de homicidios en México: 191 por cada 100,000 residentes. El director de la organización de derechos humanos Centro Morelos dice que debe haber complicidad entre las autoridades y las bandas criminales. Manuel Olivares citó el secuestro de siete personas en febrero, cinco de los cuales eran artesanos de Veracruz.
Fueron tomados del centro de la ciudad sin que nadie se moviera para detenerlos. Y más tarde sus restos desmembrados fueron transportados en bolsas de plástico en un vehículo a un vecindario en las afueras de la ciudad, que actualmente está patrullada por 500 soldados y casi 100 policías.
