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jueves, 3 de mayo de 2018

Da Silva contra Netflix

Por Amanda

La política brasileña gira estos días alrededor de Netflix por el lanzamiento de una serie que alegra la investigación del proceso Petrobras y cómo desmanteló a una considerable parte de la clase regente del país. Lula da Silva, el expresidente califica que las licencias creativas de los guionistas menosprecian su figura y a la izquierda, y ha informado que acusará a la plataforma. Dilma Rousseff, la también exmandataria se ha añadido a las críticas y asevera que la serie crea “falsas noticias” que perjudican al Partido de los Trabajadores de cara a las elecciones de octubre.

El exmandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ha ampliado su actualmente por de sí extendida lista de enemigos políticos para contener a Netflix, la plataforma a cargo de una serie que, según el expresidente, “es una falsedad más” que le deshonra a él y a otras a individuos del horizonte político. O conjunto (Túnel de corrupción en España), lanzada el 23 de marzo, es una interpretación dramatizada del asunto Petrobras, el gigante entablado de corrupción que se detectó en la petrolera estatal en el año 2014 y que ha manchado definitivamente toda la clase política de la nación, de concejales a presidentes, de izquierda a derecha.

Pero la problemática no es la historia, excesivamente tratada en Brasil, sino varias licencias narrativas de José Padilha, su creador, (Tropa de élite, Narcos). Los ocho capítulos han inquietado a parte de la izquierda, que distingue un intento de manchar el nombre del Partido de los Trabajadores de Lula da Silva de frente a las elecciones presidenciales de octubre.

El mismo Lula, que aspira ser candidato a esas elecciones y al que las encuestas pronostican una acomodada victoria, si la justicia no concluye enviarle a la cárcel por una condena por corrupción, se ha instituido como dirigente del movimiento. “Informo de que vamos a condenar a los encargados (de la serie) aquí o en cualquier otro lugar”, informó el pasado miércoles en un acto en Curitiba. La serie juega con el ambiente, cuando menos. Todas las empresas y personajes tienen distintos nombres, pero el esqueleto de la red de corrupción y de las entidades, así como quién sale perjudicado o favorecido, continúa los hechos perfectamente.

Hay diálogos tomados claramente de las grabaciones policiales, conteniendo la histórica frase que expresó Romero Jucá, el senador conservador al percibir que todos sus compañeros eran arrestados: “Hay que detener la sangría”. En la serie, quien la enuncia es el mismo Lula, lo cual tiene grandes discrepancias políticas: esa frase se ha utilizado como sospecha de que en Brasilia se confabula para paralizar el caso Petrobras. Es más, poco tiempo después se doblegó a la entonces presidenta Dilma Rousseff a un asunto de degradación que colocó en el poder al partido de Jucá. Otra cosa que se le atribuye a Lula (Joao Higino en la serie) es la decisión de sustituir la dirección de la policía por una más provechosa, algo de lo que se inculpó al expresidente pero que la fiscalía fue no fue capaz de comprobar.

“No tenemos que admitir eso y yo no lo voy a consentir”, indicó Lula da Silva el pasado miércoles. “Vamos a enjuiciar a esa tal Netflix porque están formando una fiesta”. Rousseff, preservada de Lula, ha delatado a Padilha de originar “noticias falsas”. Este afirma que cada capítulo contiene un enunciado revelando que los hechos están dramatizados. “Si Dilma supiera leer, no tendríamos este inconveniente”, ha discutido.