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lunes, 28 de mayo de 2018

La UE se enfrenta a una disyuntiva entre los socios balcánicos

Por Amanda

Han pasado tan solo quince años desde la última reunión integrada por los socios de los Balcanes y los líderes de la Unión Europea, la probabilidad de fidelidad de estos países no se ha restablecido ni un poco. Inclusive todo da a indicar que hay un cierto nivel de marcha atrás. Los mandatarios europeos terminaron la pasada semana la cumbre con los países balcánicos occidentales sin dar posibilidades de un rápido ingreso en el club comunitario, pese a que la Comisión Europea considera posible que haya recientes ingresos para el año 2025. Los líderes se hayan persuadidos de que el destino de estos países se encuentra en la defensa de la Unión Europea. Pero sus frases los traicionan.

“Si conversamos de números, la población y el PIB de estos estados son asumibles. Pero la dimensión de conflictos per cápita se haya muy por encima al de Alemania o Francia”, dijo Donald Tusk, el presidente del Consejo Europeo, en una conferencia de prensa, a pesar de deducir que “no existe plan B” a la adhesión. El encuentro culminó con una foto de familia donde solo estuvo asenté la figura de Mariano Rajoy. El mandatario español no asistió por la intervención en esa convocatoria de Kosovo, al que España no concede estatus de la nación.

La Unión Europea se afronta a una disyuntiva en su correspondencia con los socios balcánicos (Kosovo, Montenegro, Serbia, Macedonia, Albania y Bosnia). Por una parte, las privaciones que exhiben en cumplimiento del Estado de derecho, corrupción, crimen organizado y tráfico de armas atemorizan a un club europeo que todavía no ha sido capacitado para asimilar adecuadamente los concesos más modernos. Bulgaria y Rumania, las últimas en consentir a la familia comunitaria, en el año 2007, permanecen aún atadas a un equipo de estimación de sus componentes de Estado de derecho admitido en principio para un tiempo limitado a su vez breve. Y la privación de prontitud que evidencia en diferentes ocasiones la Unión Europea para actuar con 28 miembros desalienta a la hora de extender el grupo.

El presidente francés es el líder europeo que más notoriamente lo manifiesta, aunque los países importantes (exceptuando a Italia) conllevan su actitud. “No podemos iniciar una convenio con estos países sin disposiciones en ambientes como la batalla contra la corrupción y la migración. Antes tienen que progresar varias particularidades. Y la Unión Europea no alcanzará instruir esta causa si no se mejora antes”, anunció Emmanuel Macron. El mandatario francés, a pesar de todo, acepta los peligros de que esos países se desplieguen más a Turquía y a Rusia, que ansían favorecerse de esa vacante europea. Las sumas son concluyentes: el 73% del comercio de los Balcanes se realiza con la Unión Europea. Y la inversión comunitaria en la zona obtiene el mismo porcentaje. A Bruselas, a pesar de todo, le cuesta economizar esa representación.